Me siento en crecimiento como un pequeño plantín 🌱 y aunque parezca poco, solo la memoria alberga aquellos tiempos en que una semilla asustada temblaba ante la idea de convertirse en brote. ✨
¿Cuántas dolencias se guardan bajo la gran alfombra de la rutina y la productividad? Luego de que colapsara mi apéndice hace pocos días -y previo a eso- venía masticando una reflexión, a propósito de la pandemia y el confinamiento, ya que sentía que poco a poco -y no tan de apoco- me iba alejando del tan antiguo y sagrado ritual de la alimentación. Ritual que aprendí a valorar en los momentos en los que me tocó transitar la naturaleza, la montaña, sin tanta comodidad ni instantaneidad, tiempos en los que tuve que recoger leña para hacer un fuego y calentar agua, por eso todo era conexión y agradecimiento. Fueron momentos en los que justamente sentí mi cuerpo más feliz, nutrido, fuerte y en calma. Tiempos de crecimiento que me llevaron a adoptar una dieta vegetariana, sin gaseosas ni alcohol, alejada de los procesados y demás. Entonces hoy heme aquí, en una capital, confinada, intentando gestar trabajos a distancia, queriendo voluntariamente "volver a la industria",